Cultivos agrícolas bajo alas

La aviación se mantiene hoy como una herramienta imprescindible en la agricultura de grandes extensiones, debido a que facilita las labores de aplicación de los pesticidas y todos los componentes que requiere una cosecha para llevar una vida sana y dejar buenos dividendos a su dueño.

Debido a su capacidad, el avión puede aplicar una extensión de mil tareas en una hora, es decir, regar un insecticida, herbicida, abono o el producto que sea, una labor que si fueran a realizarla diez personas vía terrestre, con aparatos a hombros les tomaría dos y hasta tres días.

Otro elemento ventajoso es que por la vía aérea la aplicación se puede hacer con la temperatura fresca, no se maltrata la siembra porque no se camina sobre ella y tampoco se expone la vida humana, contrario a cuando la actividad se realiza, por ejemplo, con bombas fumigadoras o tomando con las manos el producto, en el caso del abono granulado.

El costo de la fumigación aérea es, por tanto más costoso, debido al salario del piloto y mantenimiento del aparato. “Esa diferencia de costo, el productor la compensa porque logra una aplicación de mayor calidad, que se traduce en mayor rendimiento por cosecha”, asegura Oliverio Espaillat Bencosme, productor arrocero y propietario de la empresa Fumigación Aérea, C. por A. (Fumar). 

Desinfectar o purificar una tarea tiene un costo de entre 32 y 36 pesos. En la Línea Noroeste es de 36 y en el Cibao a 32 pesos.

Cuando la actividad se realiza por tierra a quien hace la aplicación se le paga entre 25 y 30 pesos por tarea. Para que el dueño de una compañía aérea tenga rentabilidad el productor que requiere el servicio debe tener un mínimo de 200 tareas; si es menos terreno no conviene al negocio, porque la nave tendrá que hacer igual despegue y seguirá la misma ruta, según sostienen conocedores y manejadores del servicio.

Una avioneta de las usadas en el país consta de entre 50 y 60 boquillas por las cuales -una vez se acciona un sistema- sale el producto directamente a las siembras, sean estas de arroz, guineos, yuca, maíz u otros.

En el caso del plátano y el guineo como desde el aire el líquido no puede llegar a la raíz se usa una sustancia tipo aceite que se adhiere a las hojas, junto con un químico. Si el guineo es orgánico no se le agrega ninguna sustancia química.

El avión fumigador vuela normalmente a una altura de entre 4 y 6 pies por encima del cultivo. A mayor altura más se dispersa el producto. En la República Dominicana el uso y control de plaguicidas está regulado por la Ley 311 del 24 de mayo de 1968.

Medidas precautorias para cuando hay casas

Normalmente en los entornos de los campos agrícolas no viven personas. En aquellos que puedan tener viviendas cerca, entonces se deja una distancia prudente sin fumigar vía aérea y la parte que queda se trabaja vía terrestre. La idea en ese caso es que la avioneta vuele a distancia más baja, porque no tiene que abarcar todo el perímetro de tierra, lo cual evita que caigan residuos de productos en las viviendas o en su cercanía.

En el país las  principales empresas suplidoras de los productos para el agro son Fertilizantes Santo Domingo (Fersan), Fertilizantes Químicos Dominicanos (Ferquido), Cometa, La Rinconada, entre otras.

Los fabricantes de las sustancias químicas recomiendan que éstas se apliquen temprano en la mañana, “con la fresca”, antes de que suba la temperatura, como sucede al mediodía. La recomendación  es saludable para las plantas y las personas.


Pueden volar dos horas y media

Los aviones para labores de fumigación agrícola son de categoría restringida, su cabina apenas tiene espacio para una persona, que es el piloto. Delante de la cabina de mando poseen un tanque donde el aparato carga el agroquímico con el agua que requiere la dosis.

Es decir, que el avión lleva la carga que se arrojará a los cultivos entre el motor y la cabina del piloto. Hay productos, por ejemplo, de los que se aplica un litro por hectárea (16 tareas).

Para cada tarea a fumigar se utiliza medio galón de agua, de suerte que si la aplicación es para 300 tareas, el avión llevará 150 galones de agua dentro.

El precio de los aviones que actualmente se usan en el país, y que de acuerdo a algunos de sus dueños ya no se fabrican de ese tipo, sino de mayor turbina y capacidad, oscila entre 140 y 190 mil dólares (RD$6.7 millones). Son de fabricación estadounidense.

Una actividad de alto riesgo

La fumigación área es una actividad bastante peligrosa por las bajas alturas que debe seguir el piloto arriesgándose, incluso a chocar con los árboles que bordean la finca donde acciona.

Comenzó a partir del año 1960 en la zona de Angelina, Cotuí, por parte de la Secretaría de Estado de Agricultura en un lugar que todavía la gente conoce como “La Aviación”.  En países grandes, como EE.UU., la mayor parte de las actividades de cultivos se hacen con avión.


Fuente: Elcaribe

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