El azúcar todavía mueve las ruedas de la economía

Santo Domingo.- Esta semana el alza en los precios del azúcar ha ocupado los principales espacios de la prensa nacional. ¿Las razones? El producto es materia prima de varias industrias, el país produce lo suficiente para suplir la demanda, y la dieta de más de nueve millones de dominicanos depende de ese dulce destilado de caña.

Aquí no importa lo que pregonen los comerciantes especuladores o la posición del Instituto de Protección de los Derechos del Consumidor (Proconsumidor). El Estado, a través del Instituto Azucarero Dominicano (Inazucar), observa las condiciones del mercado con el propósito de  asignar las cuotas de producción e importación, y  de fijar los precios de referencia de este alimento de primerísima necesidad. Cualquier otra relación de precios entra en la ilegalidad, teóricamente.

“Advertimos al comercio que el Instituto Azucarero estará observando con máxima atención el comportamiento de los precios, y que no aceptaremos ninguna práctica de acaparamiento del azúcar con fines  de especulación”, señala el director del organismo, Faustino Jiménez, mientras trata de mantener una regulación a la que los colmados y almacenes no hacen mucho caso.

El revuelo de los azucares demuestra la sensibilidad del sector y  la importancia de mantener bajo constante vigilancia cada elemento de la industria azucarera, la cual funciona como motor de la economía de esta isla hace más de 500 años. 

Basta recordar que a finales del siglo XIX el  azúcar se convirtió en el principal producto de exportación de la naciente República Dominicana.

Origen

La inversión extranjera, específicamente de inmigrantes cubanos y puertorriqueños, hizo que el negocio  creciera vertiginosamente al compás de los mercados de Europa y Estados Unidos.

En  1970 el 12% de la tierra cultivable del país (alrededor de 1,568,900 tareas) estaba destinado a la siembra de caña para procesar en los 12 ingenios administrados por el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), creado tras la caída de la dictadura de Trujillo, quien se había apoderado de la mayor parte del negocio. La producción de estos ingenios constituía el 40% de las exportaciones nacionales y requería del 60% de la fuerza laboral del sector.

En estos momentos las estadísticas no hacen referencia a una productividad tan generosa. Después de una profunda crisis administrativa, alentada por la baja de los precios (de 1980 al 85 el precio de la libra varió de 18.9 a 4.09 centavos de dólar) un ingenio estatal, el Central Barahona, participa de la zafra. Del sector privado permanecen, haciendo frente a las fluctuaciones de los precios internacionales, los ingenios   Colón  y Central Romana, ubicados en el paraje El Guano, en San Pedro de Macorís y La Romana, respectivamente.

En total estos ingenios  poseen capacidad para procesar 33,000 toneladas métricas de caña por día y un promedio de 4.5 millones de toneladas por año, lo que equivale al 76% de la capacidad instalada, según datos del Instituto Azucarero. Esta producción se distribuye de la siguiente manera: Central Romana produce el 73%, utilizando el 88% de su capacidad, el ingenio Cristóbal Colón aporta el 16%, y el 11% restante se atribuye al central Barahona. Los dos últimos solamente emplean el 58% de su capacidad instalada.

La zafra azucarera inició el pasado 24 de noviembre. Las previsiones indican que este año el país producirá 210 mil  toneladas de azúcar crema y 150 mil del tipo refino, para un total de 360 mil toneladas. Aunque la producción global no conseguirá superar las anteriores,  servirá para cumplir con la cuota que tiene la nación en el mercado preferencial de Estados Unidos, ascendente a 185,335 toneladas del dulce.

Oportunidades

Para el presente año la Organización Internacional Azucarera (OIA) estima que en el mundo se producirán 160 millones de toneladas de azúcar, cuando el consumo llegará a los 167 millones. Esto refleja un déficit de 7 millones de toneladas, que tal vez se traduzca en alzas, según el organismo especializado. Las deficiencias podrían mantenerse o aumentar porque una serie de fenómenos naturales limita la capacidad de siembra de La India y Brasil.

La India, uno de los principales productores del mundo, padece una aguda sequía, mientras en Brasil se suceden las inundaciones y se traspasan tareas azucareras a la producción de bioetanol.

En el desbalance del mercado mundial los productores locales pueden encontrar oportunidades, porque si los precios y la demanda aumentan, ocurrirá lo mismo con la rentabilidad y la generación de divisas de la cadena productiva de aquí. Probablemente el reactivado ingenio Porvenir sea el más beneficiado. Esta fábrica está lista para procesar 27 mil toneladas de azucares, según las previsiones oficiales.

“Estamos en momentos cruciales, en los que el sector azucarero puede catapultarse nuevamente, si consigue el apoyo del Estado”, entiende el presidente de la Federación Dominicana de Colonos Azucareros (Fedoca), Bernardo Díaz, quien comparte optimismo con los demás miembros de la Federación. Su inquietud, sin embargo, no podrá ser tomada en cuenta hasta que productores, comerciantes, Gobierno y consumidores resuelvan el problema del alza en los precios locales.

En el sector también queda pendiente el tema del etanol.  Se recuerda que, a propósito de la crisis energética del 2008, algunos técnicos del Estado y del sector privado comenzaron a ver la caña de azúcar y los terrenos reservados para su cultivo como fuentes viables para la producción del  biocombustible utilizado en Brasil y otros países de tradición azucarera.

Para esto se ampararon en la ley 57-07 sobre Desarrollo de Fuentes Renovables de Energía.  La normativa ofrece a los empresarios que decidan invertir en este campo incentivos tributarios y de financiamiento, pero hasta el momento no se ha materializado un solo proyecto.

LOS CAMINOS DEL DULCE

El azúcar comercial puede obtenerse de la caña de azúcar y de la remolacha Azucarera. Para su obtención se requiere de un largo proceso, desde que la semilla de caña germina hasta que el azúcar se comercializa a nivel internacional, como una de las principales fuentes de calorías de la población del planeta.

El Inazucar explica que el proceso  productivo comienza con la preparación del terreno, etapa previa de la siembra de la caña. Una vez la planta madura entre los 12 y 14 meses, las personas encargadas del área de cosecha se disponen a cortarla y recogerla a través de alce mecánico y llevarla hacia los patios de caña de los ingenios.

Allí son sometidas a un proceso industrial en el que se les extrae el jugo que finalmente se convierte en sólido molido. Según el trato que se le da al jugo de la caña, el ingenio puede producir los siguientes azucares.
Crudo, mascabado o morena, que se produce en cristales de mayor tamaño y conserva una película de melaza que envuelve cada cristal; blanco directo y directo especial, producidos  por procesos de clarificación,  su producción final se logra en una sola etapa de clarificación; y refinado, que se cristaliza dos veces con el fin de lograr su máxima pureza.

Fuente: listindiario

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