“Tenemos que educar a nuestros campesinos”

Santo Domingo.- Donde otros veían tierra semiárida y poco productiva,  él imaginó extensos espacios productivos. Donde su padre padeció una serie de fracasos agrícolas, él levantó novedosos sistemas de plantación que hoy generan beneficios económicos para sostener a los suyos y contagiar con la fiebre de la innovación y el equipamiento a otros productores de Piloto, un pequeño campo de la provincia Valverde.


El economista Radalme Peña es uno de esos dominicanos que han cumplido  profecías en su propia tierra.

Hace más de diez años, cuando Andrés Peña, su padre, le comunicó que las 600 tareas  de la familia no estaban siendo rentables, Radalme concibió un ambicioso proyecto de siembra, renunció a su residencia en Estados Unidos, y regresó a Piloto con pocos recursos y muchas ideas. Decidió cambiar la página.

 “Ahora tenemos una producción intensiva (ajíes, tomates, repollo, plátanos y yautía) y la llevamos como una empresa agrícola, donde estamos pendientes de los precios que hay en el mercado y de las épocas de siembra”, dijo el empresario que consiguió el respaldo de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD) y del Ministerio de Agricultura para instalar uno de los primeros sistemas de riego por goteo de la Línea Noroeste.

A la zona también llevó el invernadero de “casa malla”, la siembra con plastificado y otras técnicas que disminuyen los riesgos de la agricultura y multiplican los niveles de productividad de los cultivos.
En estos momentos Radalme cosecha hasta 12,000 unidades de plátano por tarea, cerca de 100 quintales de tomate y 80 de ajíes Cubanela.

La yautía

Hace poco se convirtió en uno de los productores que restablecieron la comercialización local de la yautía  coco, alimento que además exporta a varias islas del Caribe. Trabaja junto a 30 empleados, técnicos de diferentes instituciones asesoras y muchos colegas que encuentran en su experiencia un buen ejemplo a seguir.

“Lo que tratamos es hacer en cada cosecha una reserva para eventualidades. Suponemos que cada cinco años tendremos una adversidad. Vamos haciendo un ahorro aproximado del 15% de los beneficios de la finca, que se lleva a una cuenta para contingencia”, explicó en tono pedagógico el hombre de 50 años, quien tiene la intención de unirse a otros productores del Noroeste para exportar vegetales hacia Estados Unidos y Europa en grandes cantidades.

Motivado por la idea, Peña repite con insistencia que “la línea tiene un potencial enorme para hacer riqueza con la producción de vegetales, siempre y cuando usemos un paquete tecnológico que nos permita introducirnos en los mercados internacionales, ya que el mercado local es muy pequeño y se satura muy fácil”.

Desarrollo rural

El economista Radalme Peña tiene un empleo formal en Santiago de los Caballeros, pero esto no significa que se aparte de la actividad campesina por más de un par de minutos. En la ciudad corazón trabaja para la misión ILÁ del Arzobispado, cuyo objetivo es elevar la calidad de vida de 162 comunidades pobres del Cibao.

En ILÁ se encarga de enseñar a los campesinos las bondades de la agricultura orgánica y las técnicas que hacen falta para mejorar el rendimiento de las pequeñas parcelas.

Los beneficiados con esta labor también reciben el acompañamiento espiritual de la Misión. Peña asegura haber encontrado en este espacio el matrimonio perfecto, porque mientras enseña aprende, y mientras cumple con sus funciones ve cómo la educación, la tecnología y el trabajo se convierten en el desarrollo de mucha gente de su mismo origen social.

Al referirse a esta estrecha relación, dijo que sus proyectos personales van al compás de la Misión.
“A la vez que yo aplico tecnología y llevo conocimiento al campo me beneficio, pero se crea un espejo. La gente va viendo cómo se puede producir más en menos terreno y con el uso de menos insumos”, expresó.
El camino más seguro para alcanzar el desarrollo integral de los campesinos y campesinas de la Línea Noroeste, consideró Peña, tiene como punto de partida la educación.

Quienes viven en la ruralidad necesitan acceder a los conocimientos agrícolas más novedosos y a las herramientas que permiten su implementación. De lo contrario, advirtió, los alimentos importados se apoderarán del mercado local. 

Afortunadamente, en Valverde decenas de pequeños y medianos productores han aumentado sus niveles de conciencia del mercado, y comienzan a reportar, como Radalme, los frutos de la preparación correcta de la tierra y los mecanismos de comercialización.
 Es en la aridez del Noroeste donde hoy se levanta una importante industria bananera. En esa misma zona, considerada inhóspita por algunos, el sector alimenticio dominicano tiene altos potenciales de crecimiento.

Optimismo


“Los mejores lugares para producir son los lugares más secos, siempre y cuando encontremos agua de irrigación. La Línea Noroeste es una bendición para nosotros superar el problema de la pobreza a través de la producción agrícola de vegetales”, dice con firmeza Radalme Peña, quien hizo una pausa en sus trabajos cotidianos para contarle a LISTÍN DIARIO cómo cambió la página de su vida con el propósito de incidir positivamente en el bienestar de su familia y de la comunidad que lo vio nacer y crecer como hombre de trabajo.

EN DETALLE: Radalme Peña nació en la comunidad de Piloto, municipio Guayubín. Estudió Economía en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Trabajó durante 10 años en la zona franca de Santiago, y posteriormente fijó residencia en los Estados Unidos de América.

Es un observador y promotor de las nuevas tendencias tecnológicas del sector agrícola. Es miembro de la JAD, institución que recientemente realizó una visita a su finca para conocer su proceso de crecimiento y las estrategias que lo sustentan.

En una semana común, Peña pasa de la asesoría a pequeños productores a los trabajos de su finca, en la que se deja ayudar de las recomendaciones del Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (IDIAF) y de la JAD.

En años recientes, dice, le ha tocado ver cómo mucha gente ha regresado de las ciudades al campo, en busca de condiciones de vida más dignas. “Están regresando familias de la ciudad al campo, porque han encontrado que en el campo pueden producir más recursos económicos que en la ciudad”, aseguró.

Fuente: Listindiario

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