Tabaco dominicano busca altos niveles de calidad

Santo Domingo.- La planta de tabaco comenzó a cultivarse en la parte Este de la isla de Santo Domingo mucho antes de 1857. Pero ese año los productores tabacaleros del Cibao sentaron un precedente en la historia política y económica de la República Dominicana. Junto a un grupo de intelectuales y comerciantes, tomaron las armas contra el gobierno porque las medidas financieras y monetarias del presidente Buenaventura Báez afectaban catastróficamente al sector.


Según cuenta Frank Moya Pons en el “Manual de Historia Dominicana”, la Revolución del 57 pretendía, entre otras cosas, dar estabilidad al negocio del tabaco, que para entonces era el principal producto de exportación del recién nacido país.

Desde entonces, la hoja aromática se ubica en los primeros sitiales de la producción agropecuaria nacional, compartiendo espacio con la caña de azúcar, el café y el cacao.

El Instituto del Tabaco (Intabaco) reporta que en estos momentos los trabajos de cultivo y procesamiento de  la hoja  generan cerca de 75 mil empleos directos, de los que dependen unas 300 mil personas.  Mientras, el último censo tabacalero indica que unos 6 mil productores están al frente de esta dinámica, en la que se generan unos RD$1,500 millones.

La siembra tiene lugar en 125 mil tareas distribuidas en las zonas fértiles de Santiago, Valverde, Monte Cristi, La Vega, Espaillat, Santiago Rodríguez, Puerto Plata, Monseñor Nouel, Sánchez Ramírez, Monte Plata y Azua. Las estadísticas revelan que en estas 11 provincias se cosecha anualmente un promedio de 250 mil quintales de hojas de cinco variedades.

“Las perspectivas indican un mantenimiento de esta estabilidad, a pesar de los  inconvenientes que representan la lucha antitabaco a nivel mundial y el aumento de los impuestos pagados por los cigarros al entrar al mercado norteamericano”, explica Adalberto Rosa, director ejecutivo de Intabaco.

Las campañas internacionales contra el tabaco, señala, han provocado que las empresas procesadoras dominicanas se inclinen por la preparación de productos y subproductos de alta calidad, con el fin de atender la demanda de los mercados exclusivos de Estados Unidos y los países de Europa. “El sector se ha volcado por iniciativa propia hacia la producción de tripa, capa y capote de los cigarros Premium de los mercados internacionales”, dice Rosa, encargado de aplicar las políticas tabacaleras del Estado.

Productividad

En los registros aduanales del país se observa que el promedio de exportación de cigarros dominicanos asciende a 700 millones de unidades (especialmente del tipo Premium, hecho a mano y a máquina), con un valor superior a los US$350 millones. Este flujo es el que ha convertido a la República Dominicana en el principal exportador de cigarros Premium hacia Estados Unidos. En el caso de las exportaciones de tabaco no manufacturado (tabaco en rama) las  ventas al exterior representan un valor anual promedio de US$100 millones, para que el total de divisas obtenidas por el sector lleguen a los US$450 millones.

“Ahora lo importante es mantener la estabilidad de la producción para garantizar que se produzcan las cantidades que el mercado necesita, y atendiendo a las condiciones de calidad que éste exige”, afirma Adalberto Rosa al mencionar las prioridades de la industria tabacalera local.

Vida en los campos

En los campos dominicanos el ciclo de cultivo del tabaco regularmente comienza en octubre y termina a finales de enero, si las condiciones climatológicas son favorables. Durante el resto del año los 6 mil productores registrados en el Intabaco utilizan sus terrenos para sembrar frutos diversos.

Luis Alberto Reyes Santos, quien lleva más de 18 años como técnico del sector, explica que el costo de producción de una tarea de tabaco de los tipos Olor y Piloto (de alta calidad) ronda por los RD$7 mil, y que de cada tarea se obtienen aproximadamente dos quintales.

Las empresas dedicadas a fabricar y exportar cigarros y subproductos tabacaleros pagan al campesino RD$4 mil por cada quintal, para que éste recupere la inversión y obtenga una ganancia de “subsistencia”.

Con el fin de disminuir los costos, afirma Reyes Santos, los pequeños y medianos productores se incluyen en la mano de obra y solicitan con insistencia ayuda logística y asesoría de las autoridades gubernamentales.
“El beneficio más grande le queda a los procesadores, pero aún así los productores se mantienen de lo que cosechan”, asegura el técnico que brinda asistencia a las familias tabacaleras de Villa González y zonas aledañas.

Este año las plantas de tabaco del Cibao y de todo el país se sumarán a las 7.1 toneladas de hojas que se cosecharán en todo el mundo, según las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).

Ajenos a este tipo de pronósticos, los campesinos dominicanos que dan vida al negocio mantienen los mismos reclamos de hace décadas. Quieren mejores fuentes de financiamiento, mayores beneficios en la cadena de comercialización y mecanismos para aumentar el rendimiento de sus tierras, y prevenir impactos meteorológicos. 

LA PLANTA DE TABACO Y LA FÁBRICA DEL CIGARRO

El Tabaco es el nombre popular de la planta nicotiana tabacum, originaria de la parte Sur de América, específicamente de la zona comprendida entre Perú y Ecuador.

Los pueblos precolombinos inhalaban el humo despedido por la hoja quemada del tabaco con el fin relajar la introducción a sus ceremonias religiosas. El equipo técnico de La Tabacalera, empresa fundada en 1902, explica que en República Dominicana el ciclo de producción de tabaco inicia entre julio y agosto, con la preparación de la tierra.

Ya en septiembre comienzan a formarse los semilleros de donde se sacan plantitas de 35 o 45 días. El crecimiento de la planta se da bajo la más alta vigilancia, para cuidarla de plagas y enfermedades que pudieran provocar la pérdida de consistencia y aroma del producto final.

“El alto costo de estas hojas amerita que todo sea de un cuidado y control absoluto. Usualmente, son almacenadas en sótanos, donde la ausencia de luz y la humedad correcta favorecen la preservación”, resalta la Tabacalera en su portal informativo.

Entre las principales cualidades de un puro (cigarro liado sin papel) están la combustibilidad, textura, sabor, elasticidad, olor, color y equilibrio en la composición de nicotinas y aceites. Los dominicanos presentan éstas y otras características. Por eso este país es el mayor importador de tabaco de alta calidad a Estados Unidos actualmente, de acuerdo a la Asociación de Países Productores de Tabaco.

Fuente: listindiario

No hay comentarios:

Entradas populares